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Un frigorífico de Córdoba, el primero del país en analizar su “ciclo de vida” y la huella de carbono

Logros, de Río Segundo, presentó los resultados junto al Inta y el Inti. Apunta a lograr una Declaración Ambiental de Producto que mejore la sustentabilidad y las oportunidades de negocio en el exterior.



Un relevamiento realizado por el Institute for Business Value (Instituto de Valor Empresarial) de la compañía IBM, en abril de este año, determinó que el 54 por ciento de los consumidores a nivel global están dispuestos a pagar más por marcas sostenibles o ambientalmente responsables. Ese es uno de los “drivers” que llevó al frigorífico Logros, de Río Segundo, a llevar adelante una experiencia inédita en la industria cárnica argentina y con pocos antecedentes a nivel mundial: el análisis de su ciclo de vida y de su huella de carbono.

Según el gerente de la empresa, José María Roca, es un trabajo que comenzó hace tres años: los resultados de la investigación, realizada por Rodolfo Bongiovanni del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) y por Leticia Tuninetti del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti), fueron presentados este lunes en la sede de la compañía. Los técnicos afirmaron que, si bien mediciones de huella de carbono en general hay muchas a nivel global, un trabajo en profundidad como el desarrollado por Logros para analizar su ciclo de vida completo (desde que el animal se cría hasta que llega a la góndola de un mercado extranjero), es también una rara avis en el mundo. En total, la metodología de trabajo fue evaluar no solo la huella de carbono, sino un total de ocho indicadores que son los que se toman en cuenta para conseguir una Declaración Ambiental de Producto (EPD, por sus siglas en inglés).

Es una certificación compatible con normas ISO y que solo tiene tres antecedentes en la industria cárnica internacional: una cooperativa de Italia y las cadenas de Brasil y de Sudáfrica.

RELEVAMIENTO

De acuerdo con lo precisado por Bongiovanni y Tuninetti, el estudio abordó la producción de un novillo raza europea desde su cría en el establecimiento El Quimil de Santiago del Estero, y su recría y engorde en feedlot en el campo Las Flores, en la localidad de Lavalle, también de esa provincia. La unidad de medida ahí fue el kilogramo de peso vivo en tranquera. Luego, continuó por la industrialización de un kilo de carne bovina refrigerada sin hueso en las instalaciones de Río Segundo. Por último, se completó el ciclo con tres destinos de exportación de esta mercadería: Alemania, Estados Unidos y Chile.

En cada instancia, se analizó no solo la huella de carbono y el resto de los indicadores para las actividades intrínsecas a la producción de carne (por ejemplo, la emisión de metano de los vacunos a través de sus eructos y de óxido nitroso que genera el estiércol), sino también el impacto que “arrastran” los insumos.

Por ejemplo, si se usó urea para fertilizar el maíz que se administra a los novillos, esa huella ambiental también se contempla. Lo mismo con la actividad frigorífica y el punto saliente es en los destinos: cada uno tiene características de flete diferentes. Para ir a Chile, la mercadería solo viaja en camión; para Europa, va en camión a puerto y de ahí en barco; para Estados Unidos, en camión hasta un aeropuerto y de ahí en avión a Miami. Por eso, cada uno de estos mercados arroja una huella de carbono diferente.



RESULTADOS

Bongiovanni explicó que la huella de carbono es el indicador que se toma como referencia como un resumen de todo el impacto ambiental que genera una producción. Es decir, se sintetizan en el carbono todas las emisiones contaminantes.

En el novillo en tranquera, la huella relevada fue de 11,91 kilos de dióxido de carbono equivalente (CO2 eq), mientras que el kilo de carne envasado a la salida de fábrica eleva este monto hasta 28,5 kilos de CO2 eq.

Luego, dependiendo el destino, esta cifra crece a 28,6 kilos en los envíos a Santiago de Chile, a 28,93 en los embarques a Europa y a 31,43 kilos cuando viaja a Estados Unidos. La razón de que los negocios con el país norteamericano sean los que más impacto generan es que la carne debe viajar en la bodega de los aviones cubierta por una manta térmica, que en camión o en barco no se necesita.

La huella de carbono de Logros es, así, un 47 por ciento inferior a la de la industria brasileña (22,31 kilos de CO2 eq), pero 23 por ciento superior a la de la cadena sudafricana (9,72 kilos) y también está 76 por ciento de la cooperativa italiana (6,77 kilos).

“Está en un nivel intermedio”, valoró Bongiovanni. No obstante, el indicador de Logros está muy por debajo del estándar mundial de huella de carbono de la carne bovina, que se ubica en 99,4 kilos de dióxido de carbono equivalente, según estudios internacionales.

ESTRATEGIA

El gerente de la empresa, José María Roca, afirmó al término de la presentación de este informe que el objetivo que persiguen es “darle garantía a los clientes de la calidad de lo que producimos” y, de alguna manera, anticiparse a una tendencia mundial sin freno: la de compradores que pretenden conocer de qué manera se generan los alimentos que consumen y qué impacto generan en el ambiente.

Un análisis tan pormenorizado permite, además, detectar cuáles son los “puntos calientes” que más impacto generan. Por ejemplo, Tuninetti hizo foco en la fermentación “entérica”, que es la que genera el metano que emiten las vacas, y que es el mayor aspecto contaminante del proceso productivo.

“Con estos datos, podemos ir sumando productores que nos ayuden a ir mejorando estos indicadores. Lo que nos mueve es cuidar a nuestros clientes y avanzar para lograr este sello que es una fortaleza para sostener las mil familias que, de manera directa e indirecta, dependen de Logros”, afirmó Roca.

De la conferencia, moderada por el director de la Asociación de Frigoríficos e Industriales de la Carne, Daniel Urcía, participó de manera virtual el ministro de Agricultura y Ganadería de Córdoba, Sergio Busso, quien remarcó: “La agenda de lo ambiental y lo productivo, a menudo contaminada ideológicamente, se defiende con conocimiento científico como éste, que brinda respaldo para evitar que proliferen los prejuicios”.

El director del Centro Regional del Inta en Córdoba, Juan Cruz Molina, se expresó en igual sentido: “Es importantísimo construir una agenda técnico-científica para garantizar la sostenibilidad y agregar valor desde el conocimiento”.



FAVIO RÉ

Periodista de Negocios y Agrovoz

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